por G. Dardo
 
Genero: nadie esté exento de que le suceda.
Me gusta jugar a descubrir cómo surgen las ideas. Cuando veo un buen aviso comercial primero lo disfruto y luego me pregunto cómo habrá sido el proceso creativo. Trato de imaginar cual fue la línea de pensamiento que condujo la idea hasta el final.
En el caso de "El abogado del diablo", imagino a los guionistas seleccionando distintos fragmentos de La Biblia, batiéndolos y tirándolos sobre una mesa para armar un aggiornado y muy interesante texto definitivo.
Es divertida la elección de un abogado para representar al diablo. Sin ofender. Es que el conocimiento les da a Kevin Lomax (Keanu Reeves/el abogado) y a John Milton (Al Pacino/el diablo) la autoridad suficiente para saber quebrar las leyes en función a sus oscuros intereses. Comenzando por el libre albedrío.
Los monólogos de Milton están constantemente salpicados de pasajes del Eclesiastés, la creación, la caída, la tentación de Cristo y el libro de Job. Nueva York se convierte en la Babilonia actual; y los "malos" de la película, además de tener fea cara en algunos pasajes, tienen una particular relación con el tabaco.
Por último, es muy instructivo prestar atención a las claves que Milton tiene para lograr su objetivo: mata con amabilidad, deja que vos termines siendo responsable de tus actos y apela constantemente al amor por uno mismo.
Cualquier semejanza con la realidad, no es coincidencia.


Keanu Reeves, Al Pacino y Charlize Theron
Dir.: Taylor Hackford
1997 - AVH
144' P+16 años