por Max Gedrum
 
Género: alegoría
Si Matrix generó un debate acerca de los paralelos "religiosos" que planteaba, El señor de los anillos no se queda atrás.
Con casi 2 años de filmación para la trilogía y ganadora de 4 Oscars, esta película de Peter Jackson está basada en la obra que J.R.R. Tolkien escribió en 1930.
Si tuvieramos que definir la trama de una forma rápida diríamos simplemente que es la lucha del bien contra el mal. Si nos introducimos en un análisis un poco más profundo descubriremos matices que establecen similitudes con una historia conocida.
El anillo representa la máxima ambición del hombre en la tierra: poder. Poder para hacer y deshacer, para condenar, para vencer, para pisar a los demás, para ser eterno. Para ser dios.
Todos quieren poseerlo para su provecho. En principio por causas nobles, hasta que el ansia de poder corrompa toda buena predisposición.
El anillo debe ser destruído en un lugar muy específico y lejano, ¿pero quién lo lleva hasta allá sin caer en la tentación? Así aparece Frodo, una figura que, como Cristo, acepta el desafío de cargar el pecado de todos. Es acompañado por una especie de equipo comando de la edad media que, negándose a si mismos una y otra vez, tratarán de alcanzar el objetivo.
Sin lugar a dudas una historia entretenida que da lugar al debate: ¿podrías llevar el anillo?


Elijah Wood, Ian McKellen, Liv Tyler, Viggo Mortensen y Orlando Bloom
Dir.: Peter Jackson
2001 - AVH
179 min. P+13 años